44 -San Sixto III


44 -San Sixto III: Roma; Julio 31, 432 - Agosto 19, 440. Nació en Roma. Elegido el 31. VII.432, murió el 19.VIII.440. Amplió y enriqueció la basílica de S. María Mayor y San Lorenzo. Fue autor de varias epístolas y mantuvo las jurisdicciones de Roma sobre Iliria contra el Emperador de Oriente que quería hacerla depender de Constantinopla.


S. SIXTO III (432-440) Nació en Roma. Siguiendo las huellas de Celestino, condenó la doctrina de Pelagio y de Nestorio, rechazando el recurso de Euterio que había ido a Roma perorando la causa de este último.

Papa, San Sixto III
Se resolvieron de todas maneras las últimas controversias: se reconoció universalmente a la Virgen : "Madre de Dios". Para recordar el acontecimiento, Sixto hizo reconstruir la Basílica de S. María la Mayor. La embelleció y la enriqueció con decoraciones de un lujo excepcional y con los espléndidos mosaicos, aún visibles a lo largo de las paredes de la nave central, encima del cornisamiento y en el arco triunfal.

Sixto construyó e hizo restaurar varias iglesias y lugares sagrados de Roma, entre éstos el Baptisterio constantiniano de Letrán y S. Lorenzo in Lucina. Fue enterrado en S. Lorenzo Extramuros.

Papa San Sixto III
(XYSTUS).
Consagrado Papa el 31 de julio de 432; murió en el 440. Antes de subir al trono, fue prominente entre el clero romano y tenía correspondencia con san Agustín. Reinó durante las controversias nestoriana y pelagiana, y fue probablemente debido a su disposición conciliatoria que fue falsamente acusado de tener inclinaciones por estas herejías. Como Papa, aprobó las Actas del Concilio de Éfeso e intentó restaurar la paz entre Cirilio de Alejandría y Juan de Antioquía. En la controversia pelagiana, Juliano de Eclano pretendió ser readmitido en la comunión de la Iglesia católica, pero Sixto frustró ese intento. Defendió el derecho papal de supremacía sobre Iliria en contra de los obispos locales y los designios ambiciosos de Proclo de Constantinopla. En Roma restauró la basílica de Liberio, ahora conocida como Santa María Mayor, amplió la basílica de San Lorenzo de Extramuros y obtuvo del emperador Valentiniano III preciosos regalos para las Basílicas de san Pedro y Letrán. La obra que afirma que el cónsul Baso le acusó de crimen es falsa. Sixto III es autor de ocho cartas (en P.L., L, 583 ss.), mas no escribió “Sobre las riquezas”, “Sobre los falsos doctores” y “Sobre la castidad” (“De divitiis”, “De malis doctoribus”, “De castitate”), obras atribuidas al Santo. Su fiesta se guarda el 28 de marzo.

San Sixto es famoso por su implacable lucha contra la herejía. No había argumento que se le resistiese: era capaz de refutar cualquier error en la fe con tanta rapidez y eficacia como si el propio Espíritu Santo le inspirase las palabras. Era tal su fama de inteligencia y pureza en la fe que, cuando murió el Papa San Celestino, Sixto fue elegido inmediatamente su sucesor.

El pueblo de Roma y la Iglesia en general lo aclamaron con alegría. Uno de los primeros hechos que conocemos de Sixto, ya como pontífice, fue su controversia con el hereje Nestorio. El concilio de Éfeso del año 431 había dejado muy claro cuál era la doctrina de la Iglesia respecto a la Santa Virgen: ella era, realmente, la Madre de Dios, elegida antes de todos los tiempos por su pureza y su virtud.

Aún no se había aceptado el dogma de la Inmaculada Concepción, pero el catolicismo ya apuntaba en esa dirección. El obispo Nestorio se negó a aceptar la doctrina y continúo afirmando que María no era Madre de Dios: por tal motivo, fue desterrado al monasterio de San Euprepio.

Nuestro santo, preocupado por la unidad de la Iglesia, intentó hablar con Nestorio para que volviera al redil y aceptara lo que había promulgado el concilio, pero el hereje no sólo se negó, sino que empezó a difundir la mentira de que el propio Papa había abrazado la doctrina nestoriana.

Mucho le costó a Sixto III demostrar que era inocente. Él es, por excelencia, el Papa caritativo, el misericordioso. Otra de las grandes anécdotas de su vida nos habla de un sacerdote resentido llamado Baso, que acusó al Pontífice ante el emperador de horribles delitos. El concilio que investigó el asunto absolvió a Sixto y excomulgó a Baso.

Este Santo Padre tuvo muchos problemas a lo largo de su vida, a causa de su caridad. Todos buscaban doble sentido e intenciones ocultas en su inmensa capacidad para perdonar, tan impropia de un hombre de tal dignidad. Sixto nunca olvidó que el Papa, antes que el gobernante de la Iglesia, es el vicario de Cristo y, por tanto, debe seguir su ejemplo de misericordia hasta el final.