San Anastasio I (399-401)

IMAGENES DE PAPAS



39 -San Anastasio I: Roma; Noviembre 27, 399 - Diciembre 19, 401. Nació en Roma. Elegido el 27. XI.399, murió el 10.XII.401. Concilió los cismas entre Roma y la Iglesia de Antioquía. Combatió tenazmente a los secuaces de costumbres inmorales convencidos de que también en la materia se escondiese la divinidad. Prescribió que los sacerdotes permaneciesen de pie durante el evangelio


S. ANASTASIO I (399-401) Nació en Roma, en el seno de la familia de los Máximos. Fue elegido papa tan sólo un día después de la muerte de Siricio. Prohibió las obras de Orígenes cuyas teorías se consideraron herejes.

Instituyó varios ritos religiosos: prescribió que los sacerdotes debían asistir a la lectura del evangelio con la cabeza agachada y descubierta.

Estableció que quienes tuviesen un defecto físico invalidante no podían ser sacerdotes.

Le dieron sepultura en el cementerio de Ursum Pileatum en la via Portuense. Hoy sus despojos descansan en S. Martino ai Monti en Roma.

Un pontífice que es recordado primordialmente por su condenación del Origenismo. Romano de nacimiento, se convirtió en Papa en el 399, y murió en poco menos de cuatro años. Entre sus amigos estaban Augustine, Jerome y Paulinus, Jerome habla de él como un hombre de gran santidad, que era rico en su pobreza. Estuvo durante el tiempo de las invasiones bárbaras.

Magisterio de San Anastasio I

Sobre la Ortodoxia del papa Liberio
[De la Carta Dat mihi plurimum, a Venerio obispo de Milán, hacia el año 400]

Me da muchísima alegría el hecho cumplido por el amor de Cristo, por el que encendida en el culto y fervor de la divinidad, Italia, vencedora en todo el orbe, mantenía íntegra la fe enseñada de los Apóstoles y recibida de los mayores, puesto que por este tiempo en que Constancio, de divina memoria, obtenía victorioso el orbe, no pudo esparcir sus manchas por subrepción alguna la herética facción arriana, disposición, según creemos, de la providencia de nuestro Dios, a fin de que aquella santa e inmaculada fe no se contaminara con algún vicio de blasfemia de hombres maldicientes; aquella fe, decimos, que había sido tratada o definida en la reunión del Concilio de Nicea por los santos obispos, puestos ya en el descanso de los Santos.

Por ella sufrieron de buena gana el destierro los que entonces se mostraron como santos obispos, esto es, Dionisio de ahí, siervo de Dios, dispuesto por las divinas enseñanzas, y, tal vez siguiendo su ejemplo, Liberio, obispo de Roma, de santa memoria, Eusebio de Verceli e Hilario de las Galias, por no citar a muchos otros que hubieran preferido ser clavados en la cruz, antes que blasfemar de Cristo Dios, a lo que quería forzarlos la herejía arriana, o sea llamar a Cristo Dios, Hijo de Dios, una criatura del Señor.

Concilio Toledano del año 400, sobre el ministro del crisma y de la crismación (can. 20) v. Kch 712.

   










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