San Victor I (189-199)


IMAGENES DE PAPAS





4 -San Víctor I: Africa; 189-199.
Nació en Africa. Mártir. Elegido papa en 189, murió en 199. Estableció que para el autismo en caso de urgencia se pudiese usar cualquier agua. Fue memorable su lucha contra los Obispos del Asia y Africa, para que la Pascua se celebrase según el rito romano y no con el hebraico


S. VICTOR I (189-199) Era africano. Su pontificado coincidió con un período tranquilo y favorable para el Cristianismo, gracias a la influencia ya la protección de dos mujeres: Marcia y Julia Domna, respectivas esposas de Cómodo y de Septimio Severo. De esta forma pudo dirigir su labor a la solución de algunos problemas importantes.

Para oponerse al gnosticismo ya otras formas herejes que iban asentándose, convocó un concilio en el año 198. El concilio fue una buena ocasión para dirimir y resolver cuestiones de carácter religioso y disciplinario.

Víctor era proclive a no aconsejar, sino a imponer a las otras Iglesias el juicio de Roma, produciendo a veces el resentimiento de algunos obispos que no tenían tendencia a aceptar tales imposiciones. Fue el caso de Policrates, obispo de Éfeso, que se ofendió por esta ingerencia. El tema era de nuevo la Pascua. Víctor reiteró las decisiones de Sotero y Eleuterio, tanto por lo que concernía la fecha, que tenía que ser un domingo, como la presencia de algunas costumbres procedentes del judaísmo, y aún perpetuadas en algunas comunidades cristianas. Por ejemplo comer el cordero pascua.

Para suprimir estas costumbres, y para unificar los ritos en todas las Iglesias, Víctor encomendó a Policrates que convocara la reunión de un concilio. La conclusión conciliar fue que se declaró lícito para todos respetar sus propios ritos y costumbres. Policrate se justificó ante el papa con una carta, en la que entre otras cosas afirmaba: "...hay que obedecer más a Dios que a los hombres". Con el tiempo todas las Iglesias se uniformaron.



Con la memoria de los santos mártires Nazario y Celso la Iglesia celebra junta la de San Victor I, Papa. Fue africano, hijo de un tal Félix, y por su virtud y talentos fue elevado a la silla de San Pedro por muerte de San Eleuterio, hacia el año 189. Pedían un Papa de santidad y talentos las herejías que despedazaban a la Santa Iglesia, contra las cuales Victor fulminó anatemas con tanto vigor, que se conoció haberle formado el clero para exterminar aquellos monstruos.

Teodoro de Bizancio, curtidor de profesión, no pudiendo sufrir las reprensiones de los cristianos por haber apostatado en la última persecución, enseñaba que Jesucristo no había sido más que un puro hombre, pareciéndole que de esta manera justificaba a su apostasía. La impiedad no podía ser más abominable, ni más despreciable al maestro que la enseñaba; con todo eso corrompió a muchos y tuvo no pocos sectarios, teniendo atrevimiento el de heresiarca para venir a Roma, y dogmatizar en el centro de la verdadera Religión. Anatematizóle San Victor, y le persiguió tan vivamente, que después no se oyó hablar más de él.
No contempló más a los Montanistas, aunque ya por aquel tiempo Tertuliano se había declarado de su partido. Bien persuadido el Santo Papa de que los herejes nunca se hacen más insolentes, ni más fieros, que cuando se contemporiza con ellos con el fin de reducirlos, les declaró constantemente la guerra, condenando sus errores. Por entonces inventó también Práxeas la herejía de los Patripasianos, precursores del Sabelianismo, que negaban en Dios la distinción de Personas. Apenas se descubrió esta zizaña en el campo del Señor, cuando la arrancó la vigilia y el infatigable celo del Santo Pontífice. Reconoció Práxeas, detestó su error, que consistía en atribuír al Padre lo que sólo pertenecía al Hijo, y entregó su retractación, con cuya ocasión convocó Victor un Concilio en Roma.



La mayor parte de los obispos de Asia, por costumbre tolerada hasta entonces, celebraban la Pascua el día 14 de la luna de marzo, conformándose en esto con el rito de los judíos; lo restante de la cristiandad lo celebraba el domingo después del día 14 de aquella luna, por haber resucitado el Salvador en semejante día. Temiendo San Victor que la diferencia de ritos podía ocasionar división entre los fieles, y parar con el tiempo en algún cisma, para ocurrir a este mal ordenó que todas las Iglesias del mundo se conformasen en este particular con la Iglesia romana, y que en ninguna parte se celebrase la Pascua el día 14 del equinoccio vernal, sino el domingo siguiente; y aunque se opusieron a esto Polycrates, obispo de Efeso, y algunos otros obispos de Oriente, la Constitución del Papa fue recibida de toda la Iglesia, y ciento veintinueve años después la renovó el Concilio de Nicea.

Otras muchas constituciones publicó San Victor para bien de la Iglesia Universal, y entre otras declaró, que en caso de necesidad se podía bautizar a cualquiera con agua natural; esto es, que no era necesario que estuviera bendita con las ceremonias que usa la Iglesia cuando bendice las pilas del bautismo. En fin, después de haber gobernado este Papa el rebaño del Jesucristo por espacio de diez años, recibió en premio por sus trabajos la corona del martirio el día 28 de julio del año 199.